La
clase del pasado 20 de abril, al igual que todas las anteriores, despertó mi
curiosidad y me mantuvo entretenida. Aquí les explico por qué:
Cuando
los demás comenzaron a decir qué dificultades habían tenido para trabajar con
el programa Turtle Art, me sentí extraña
porque no entendí, pues faltar a la clase anterior me tenía como desconectada, y
el programa lo había descargado la noche anterior.
Después
me sentí muy bien cuando se empezaron a checar, uno por uno, los trabajos con
el programa que se les habían hecho difíciles a los demás , porque entendí muy
rápido como funcionaba el programa y se me hizo muy fácil ir haciendo el
tutorial. Sólo hubo una parte que no entendí y me salió todo en blanco.
Otro
punto muy atractivo de la clase fue el salir a tomar fotografías matemáticas.
Fue
muy aplicable la reflexión del cuento de la princesa. Yo salí a tomar fotos con
mi compañera Arcelia y cuando elegíamos a qué objetos tomarles fotografías… nos
fijamos en construcciones, plantas, etc,
que se relacionaban con los temas que habíamos tratado en estas clases
de Geometría, … pero, nunca nos imaginamos que entrando a la clase nos fuéramos a enterar de que ¡aún había más!
En
nuestras fotografías también salieron árboles, helechos, y hasta pensamos en
tomarle fotografía a el agua que brotaba de la fuente, pero no encontrábamos un
argumento geométrico para justificar esas fotografías.
Nunca
nos imaginamos que sí había una explicación y que se trataba de algo que al
menos a mí, me dejó maravillada: “los fractales”.
A
partir de ese día, cada vez que viajo, no puedo evitar buscarlos en la
naturaleza y trato de comprobar en los helechos y en algunos árboles que cada
una de sus ramas tenga la misma forma que el árbol.