Lo que me pareció importante sobre las construcciones
geométricas que realicé fue que iban desde lo simple hasta lo complejo y al ir
haciendo los trazos del principio, iba siendo cada vez más fácil hacer las
construcciones posteriores.
Tuve muchos errores al
trazar las tangentes interiores y me vi obligada a repetir el ejercicio varias
veces hasta que conseguí hacerlo de manera correcta.
Se me dificultó demasiado hallar la forma de trazar las
tangentes exteriores, hacer el heptágono y resolver los dos últimos problemas.
En las tangentes exteriores, por más que intenté no pude obtener la
construcción, no sé si fue por mi mala interpretación o por los malos trazos,
porque por trazar mal también tuve que repetir varias veces el de las
interiores. En el heptágono, no supe como trazar los segmentos que dividían en
siete partes al diámetro del círculo; y en los problemas, la dificultad fue al
interpretar, y el cansancio generado por hacer las construcciones anteriores no
me permitió pensar con claridad las soluciones a estos.
Dentro de mis aciertos, puedo decir que se me hizo muy fácil
encontrar la manera de hacer las construcciones que pedía el ejercicio número
21, a partir de las que ya había hecho (las de los polígonos regulares
inscritos en una circunferencia).
Considero que lo que aprendí de hacerlas a mano fue que cada
vez que iba avanzando con las construcciones podía ir infiriendo el
procedimiento a seguir para las que venían después y aunque en ocasiones
necesitaba revisar de nuevo cómo se trazaba alguna, la mayoría de las veces
podía predecir cómo hacerlas y sólo tenía que ir confirmando en el documento
que de verdad fuera así.
En general, hacer las construcciones me pareció muy
divertido, interesante y entretenido, desafortunadamente en mi paso por la secundaria
y bachillerato, fue más común que me pidieran aprender conceptos y casi no
realicé este tipo de trazos, así que la oportunidad de hacerlo me hizo sentir
muy bien.
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